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  • En este escrito s lo se exponen

    2018-10-26

    En este escrito, sólo se exponen algunas evidencias de que en el contexto nacional y particularmente en el Distrito Federal, la falta de empleo formal y digno, al que tiene constitucionalmente derecho la población, ha sido compensado insustancialmente por la enorme cantidad de personas que realizan actividades económicas en la informalidad y la precariedad laboral. Asimismo, se revisa la importancia de este hecho como promisorio de la emergencia de una economía de sobrevivencia que es utilizada como una estrategia permanente de la población, y no sólo coyuntural como lo había sido en los momentos de mayor crisis económica, para obtener los ingresos de su reproducción social y no solamente en un nivel de subsistencia. Y en lo cual, se destaca que el salario mínimo en México es de los más bajos del mundo y no ha tenido un incremento real desde hace décadas, perdiendo su poder adquisitivo hasta situarse por debajo de la línea de la pobreza, desalentando la búsqueda de trabajo formal (Ciudad de México, 2014:7-28).
    Informalidad y precariedad laboral en México En los datos del cuadro 1, con fuente en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), se observa que en el periodo 2005-2013 la Población Desocupada (PD) aumentó en casi 75.0% y que su tasa de participación llegó order BGJ 398 4.6% en 2013. No obstante, se enfatiza oficialmente que esta tasa se encuentra en los parámetros pertinentes para la economía ya que incluso fue menor a la de otros países desarrollados (Heath, 2013:86). Esta estructura laboral ya no sólo se refiere al Sector Informal (SI), sino que ahora incluyen actividades que se realizan fuera de este sector en condiciones también informales. A estas actividades económicas se le denomina Informalidad Laboral (IL) y se le define como: “el conjunto de actividades económicas realizadas por los individuos que, por el contexto en el que lo hacen, no pueden invocar a su favor el marco legal o institucional que corresponda a su inserción económica” (INEGI, 2014c:5), pero lo más relevante es que funciona como una forma de vinculación laboral fuera de nomina que permite eludir contribuciones patronales, tanto de empresas o instituciones públicas y privadas, y que tiene como consecuencia para los trabajadores el que no puedan hacer efectivos sus derechos laborales formales ni tener acceso a autotrophic las instituciones de salud (INEGI, 2014c 10). La relevancia de la IL se muestra claramente en que aglutina casi 60% de la PO tanto en 2005 como en 2013, en que creció en más de tres millones y medio en el periodo hasta sumar casi los treinta millones de personas al final y en que este aumento es un 63.7% mayor que el que tuvo la ocupación formal (Cuadro 1). Los datos del cuadro 1, también muestran otra parte del encubrimiento del desempleo y de la falta de empleo formal y digno con la gran cantidad de personas que se ocuparon en condiciones precarias. Un indicador de ello es el que se refiere a la Población Sub-ocupada (PS), definida como las “Personas ocupadas con la necesidad y disponibilidad de ofertar más tiempo de trabajo de lo que su ocupación actual le permite” (INEGI, 2014b), que en el periodo 2005-2013 aumentó casi 50.0% hasta sumar un poco más de cuatro millones en el último año. Otro indicador es el de la Población Ocupada Parcialmente (POP), que “es la ocupada que trabajó menos de 15 horas en la semana de referencia” (INEGI, 2014b), la cual creció en casi 40.0% en el periodo y llegó a un poco más de tres y medio millones de personas en 2013. Un último indicador es el de la Población Ocupada en Condiciones Críticas (POCC), definida como la que “se encuentra trabajando menos de 35 horas a la semana por razones de mercado, más la que trabaja más de 35 horas semanales con ingresos mensuales inferiores al salario mínimo y la que labora más de 48 horas semanales ganando hasta dos salarios mínimos” (INEGI, 2014b), que si bien no registró un gran aumento en el periodo, no obstante, en números absolutos son casi seis millones de personas en el año inicial y final. De este modo, en condiciones precarias se ocuparon en 2005 poco más de once millones de personas y en 2013 poco más de trece y medio millones, participando en ambos casos con un poco más de la cuarta parte de la PO.